Una sola reflexión acerca del éxito
Carpe Diem: Vive en el presente y persigue lo que te apasiona. Sé feliz.
¡Feliz domingo!
Hoy fue un día inusual. Desde ayer tenía planes de conducir a Cartagena y pasar el día caminando entre las calles de la Ciudad Amurallada, conociendo uno que otro lugar nuevo para almorzar, compartiendo con mi esposa y Benji, mi Golden Retriever. La lluvia, sin embargo, tenía otros planes.
Aun con las cobijas cubriéndome el cuerpo y el aire acondicionado refrescando la habitación de forma que obligatoriamente tuviera que dejar las sábanas a la altura de mi cuello, escuchaba las gotas estrellarse contra las barandas de metal que hacen parte del balcón del apartamento en el que vivo. Era sutil, pero creo que sólo la sensación de saber que había lluvia allá afuera provocaba que quisiera permanecer allí dentro. Automático, instantáneo, casi como un instinto natural.
Pensé en un chocolate caliente, pensé en un café negro hirviendo con una pizca de azúcar. Quise saltar de la cama enseguida, pero había algo en ese momento que no quería que se acabara. Quizás la lluvia, quizás los 18°C del aire acondicionado, quizás lo tibio que se encontraba mi lado de la cama que terminaba por mezclarse de alguna forma con el de mi esposa, su pierna subida en las mías como un Tetris de la vida real.
Eso es lo bello de los pequeños momentos: el deseo profundo de que duren para siempre.
Debo confesar una cosa: soy mucho más consciente de lo que tengo hoy. Y en un sentido general, soy una persona diferente de la que era años y tal vez meses atrás. Pasé de ser una persona obsesionada con ver resultados, a una que está aprendiendo a soltar lo que no puede controlar; pasé de frustrarme si no me movía lo suficiente en busca de mis objetivos, a una que entiende que sólo puede llegar hasta cierto punto; pasé de creer que sería feliz cuando lograra mis metas, a convencerme de que mi felicidad dependía enteramente de mí.
He venido teniendo todos estos pensamientos en mi cabeza durante la semana, y fue así como llegué a la palabra “éxito”.
¿Qué significaba para mí tener éxito?
¿De qué forma sabría que lo había alcanzado?
¿A partir de qué punto consideraría que podía ser feliz? ¿Qué era lo que tenía que ocurrir para por fin poder experimentar esa sensación?
En el fondo, y sin ser muy consciente de ello, ya contaba con la respuesta. Pero sólo la diré al final.
A principios de este año, leí un libro que se llama “The One Thing” de Gary Keller & Jay Papasan, y rápidamente se convirtió en un libro que he llegado a citar bastante. En resumen, se trata de cómo enfocarnos en “una sola cosa”, la más importante, la de más valor, aquella que si falta lo notaríamos al instante, la que amamos, la que nos apasiona, aquella que forma nuestra esencia, el camino hacia la verdadera felicidad. Se trata de cómo podemos limitar las distracciones y el ruido del mundo exterior, y de aquellas estrategias que podemos utilizar con el objetivo de centrarnos en el presente y disfrutar del proceso.
Lo leí en un momento en el que ya sabía qué era lo que quería hacer, pero sin lugar a dudas me sirvió para abrir los ojos a una perspectiva de vida que desconocía por completo: ser feliz era una decisión que partía de lo que tenía enfrente, no de lo que podía conseguir más adelante. Y para ello, el libro plantea una serie de preguntas clave que debemos formularnos para vivir una vida más plena:
¿Cuál es esa cosa que puedo hacer hoy que llenaría de valor todo lo demás en mi vida? - la respuesta para mí fue pasar más tiempo con las personas que amo. Y cuando hablo de pasar más tiempo, hablo de estar completamente inmerso en el momento. No pensar en otra cosa sino en lo que mis ojos podían ver y mis manos podían tocar.
La verdad es que eso es lo único que importa.
Me he dado cuenta, especialmente en el último año, de que la vida nunca va a ralentizar su ritmo, y que por esa misma razón nos corresponde a nosotros apreciar cada momento, sin importar lo pequeño que pueda ser.
¿Cuál es esa cosa a la que le he venido diciendo sí, cuando realmente debería estar diciéndole no? - aprendí (seguramente muy tarde) que lo que uno dice que ama no siempre ocupa un lugar de alta prioridad en nuestro día a día.
Fue precisamente por eso que luché por tanto tiempo contra una inmensa frustración y esa idea de que no avanzaba en la vida. Decía que deseaba algo, sin embargo, la realidad contaba una historia distinta. Y, siendo honesto, sucedía lo mismo en varios aspectos dentro de mi matrimonio.
¿Qué te impide enfocarte en lo que quieres?
Cualquiera que sea la respuesta, es preferible que te alejes de ello o lo minimices. De lo contrario, va a ser muy difícil que te acerques a la meta.
¿Cuál es esa cosa por la que quiero ser recordado, y de qué forma puedo empezar a personificar esa visión desde hoy? - solía pasar mi tiempo soñando situaciones hipotéticas, situaciones que se quedarían en ideas simplemente. Tardé en ser consciente de que si realmente quería algo, no era necesario esperar.
Empieza con lo que tienes alrededor. Empieza con poco, empieza con mucho; empieza con compañía, o empieza totalmente en solitario; empieza con algo de conocimiento al respecto, o empieza sin saberlo todo.
Empieza hoy.
The One Thing es un libro magnífico que nos confronta con las preguntas a las que podríamos tenerle miedo por diferentes razones. Nadie desea escuchar respuestas de cosas que sabe no está haciendo bien.
Pero de eso se trata: de ir creciendo en la medida en que transitamos por el camino correcto.
Estas son otras de las preguntas planteadas en el libro:
¿Cuál es ese único hábito que, de llevarlo a cabo consistentemente, mejoraría mi salud y mi bienestar de manera considerable?
¿Cuál es esa cosa que vengo posponiendo y que me daría la mayor sensación de logro y de realización en mi vida?
¿Cuál es esa única cosa que, de removerla por completo, daría espacio para lo que de verdad me importa?
¿Cuál es esa creencia sobre mi mismo que me impide desarrollar mi máximo potencial?
¿Cuál es esa actividad que, al realizarla, me ayuda a sentirme vivo y conectado conmigo mismo?
Sí, yo mismo hice el ejercicio. Y al hacerlo me di cuenta de que no llevaba mi vida por el camino que quería. En una sola frase: no vivía el momento. Sencillamente no estaba presente.
No obstante, aprendí la lección.
¿Cómo lo sé?
El miércoles en la mañana, just después de levantarme, fui directo al estudio y me acomodé para empezar a escribir. Abrí la ventana y, como había llovido durante la madrugada, enseguida sentí una brisa ligeramente fría rozándome la cara. Fui a la cocina y me preparé una taza de café. Y en ese pequeño trayecto, de una habitación a otra, desvié mi mirada hacia el centro de la sala, a ese espacio libre que queda entre el sofá y el mueble del televisor, y traje de vuelta todas las ocasiones en las que mi esposa y yo nos dedicamos a lanzarle los juguetes de goma a Benji de un lado a otro; las noches en las que nos desvelamos (bueno, las noches en las que me desvelo, porque mi esposa nunca puede finalizar una película conmigo) acostados uno encima del otro; las veces en las que el sofá actúa como mesa de comedor e intentamos dividir nuestra atención entre la cena, la película y lo que esté haciendo Benji.
Se despierta algo en mi corazón mientras lo escribo, incluso en este instante. Lo sé porque no preferiría estar en otro lugar, sino allí.
Por eso lo sé.
Por tal razón es que mi definición de éxito ya no depende de lo que podría alcanzar. Sé que lo que tengo ahora es suficiente.
Y pretendo que permanezca de esa forma.
Lo que aprendí esta semana
Benji se rehusa a bajar un sólo escalón, le da pánico (ya lo sabía, pero sospecho que mi esposa tiene algo que ver con eso).
Leer acerca de lo que sucedió en España esta semana me recuerda lo frágil que es la vida.
El camino hacia el éxito no es lineal. Es, en realidad, un sendero lleno de subidas y bajadas.
A veces las personas te sorprenden y no estabas preparado para ello.
Hacer más de las cosas que le dan sentido a tu vida es el camino hacia la felicidad verdadera.
Gary Keller & Jay Papasan - The One Thing.
Canción de la semana: Walls de Kings of Leon.