¿Quién sería si hubiera tomado otro camino en mi vida?
Carpe Diem: Tips, hábitos y mindsets que te ayudarán a lograr más y a vivir una vida más plena, cuando cuentas con menos tiempo.
Hola,
Esta semana, el 3 de marzo, cumplí un año publicando sin parar cada domingo o lunes para Uds. A ti que has hecho parte de Carpe Diem desde el inicio, y a ti que te uniste hace poco, mil gracias por leerme y por decidir seguir recibiendo mis posts.
Con esto en mente, Carpe Diem seguirá estando enfocada en vivir en el presente pero ahora bajo este rótulo: Tips, hábitos y mindsets que te ayudarán a lograr más y a vivir una vida más plena, cuando cuentas con menos tiempo. Esto va más de la mano con los pilares de este newsletter: espiritualidad, productividad y estoicismo, los cuales te ayudarán a avanzar en las cosas que son importantes para ti.
Puedes esperar más contenido que vaya más de la mano con lo anterior ✍🏻.
De nuevo, gracias.
Un abrazo,
Luis.
¡Feliz domingo!
Ahh, la eterna pregunta del qué hubiera pasado si, o la de si tan solo esto hubiese sido diferente… la verdad es que cuesta y cuesta demasiado alejarse de este tipo de pensamientos. Y cuesta porque todos tenemos algún recuerdo que duele no por lo equivocados que estuvimos, sino por lo felices que fuimos.
¿Dónde estaría ahora?
¿Qué cosas tendría?
¿Cómo sería mi vida?
¿Qué lugares hubiera conocido?
¿Qué sueños hubiera ya cumplido?
Créeme, yo mismo lo he sufrido. Incluso ahora, atravesando quizás la temporada más solitaria de mi vida, traigo de vuelta los cinco años que viví en Bogotá como si de alguna manera estuviera metido en el mar y esas imágenes de lo vivido fueran las olas que golpean, una tras otra, incesantemente, tal vez intentando darme un mensaje (no lo sé), escurriéndose por sobre todo mi cuerpo, impregnándome de su nostalgia y por supuesto, obligándome a regresar a la orilla.
Sé que esto, viniendo de alguien que escribe acerca de vivir en el presente, de abandonar el pasado y centrarse en lo que cada uno tiene bajo sus narices, puede parecer que no tiene mucho sentido. Y aún así, pienso que es todo lo contrario.
Uno no llega a vivir en el presente sin enfrentarse a situaciones que lo ponen cara a cara con la idea de haber errado, con la dura realidad de haber lastimado a quien más nos importaba, con la certeza de que no actuaste como tuviste que haber actuado.
El conocimiento no llega sin la experiencia.
Solo que a veces, la experiencia se siente como mil puñaladas en el corazón.
No hay forma alguna en la que pueda determinar si esa otra vida hubiera resultado siendo mejor que la actual. Y aun así, tendría que entrar a definir el término “mejor”. Sin embargo, pasé buena parte del mes de Enero reviviendo los paseos por la sabana de Cundinamarca; las caminatas por la ciclo ruta los domingos por la mañana y los desayunos tardíos que se juntaban con la hora del almuerzo; las cenas con chocolate caliente, queso derretido y pan; los viajes improvisados a cualquiera de los pueblos alrededor sólo para darme cuenta de que no tomé suficientes fotos. En fin, desperdicié muchísimo tiempo intentando regresar a una época que ya pasó, pero que seguía viviendo bastante activa en mi cabeza.
No me percataba de ello, pero varias cosas estaban sucediendo en mi mente:
Generaba la idea de que lo que viví en temporadas pasadas era superior a lo que tenía enfrente.
Inconscientemente menospreciaba lo que hacía parte de mi vida ahora.
Sentía una profunda tristeza al creer que mis mejores años ya habían pasado, y que no había manera de volver a experimentar algo así.
¿Te imaginas ir por la vida así?
Yo lo hice, y no es una sensación muy bonita. Es como si todo perdiera su sabor. Como si los atardeceres vieran destruida su magia, como si las mañanas te destrozaran por dentro, como si el reloj sólo estuviera allí para derrumbarte el ánimo. Se siente como un ciclo interminable de pesares y de nostalgias que te hacen ver que nada tiene (ni tendrá) sentido.
Y entonces surge lo peor: la noción de soledad.
Esa soledad que te marca, que te va carcomiendo el alma porque estás convencido de que a nadie le importas y que nadie se interesa por ti; esa soledad que provoca que generes en tu mente ideas locas acerca de cómo solucionar las cosas; esa soledad que te hace alejarte de todos, incluso de quienes más quieres.
Desde que se inventaron las crisis, existe la ilusión de volver a lo que sea que había antes de ellas.
Hoy confieso que caí en esa trampa (porque lo es) de verme sobre la cama solo, cerrar los ojos y de desear una y otra vez que cuando los abriera nuevamente, me levantara en el apartamento en el que vivía en Bogotá, al lado de la persona que más he amado en mi vida. Estaba completamente seguro de que no existía otra forma a través de la cual pudiera hallar paz en mi vida. Y eso era haciendo una hazaña que rayaba en lo imposible: viajar en el tiempo.
No sabía el daño que me estaba causando a mí mismo pensando de esta forma. La verdad es que nunca vamos a estar 100% seguros de cómo hubieran resultado siendo las circunstancias, mucho menos en el contexto de lo que hoy conocemos. Porque esa es la variable que nunca tenemos en cuenta en los instantes en los que pensamos en el pasado: las dificultades que, a su vez, también hubieran aparecido pero que como no las vivimos, no las consideramos reales.
Te recuerdo una de esas verdades duras de aceptar de la vida: estás aquí gracias a lo que viviste. Y eso incluye, por supuesto, a las dificultades que te hayas enfrentado.
El problema de aceptar esto es que luchamos con la definición de aquí. Aquí es muy subjetivo, y tu habilidad para sentirte bien está estrechamente relacionada con las metas que te hayas trazado en tu vida. Aquí no va a guardar ningún sentido si te repites a ti mismo que lo que crees que pudo ser es mejor que lo que tienes ahora; ni tampoco lo tendrá si aquí se encuentra a años luz de tus objetivos a mediano y a largo plazo.
En ese escenario, aquí sólo servirá para hundirte en la ansiedad y en la depresión.
“Desear que las cosas hubieran sido distintas no las hace distintas; sencillamente convierte el tiempo presente en un evento muy doloroso que soportar. Por eso deja que la vida fluya”.
- Mel Robbins.
No obstante, aquí puede ser un lugar intermedio. Un tiempo que dediques a reencontrarte luego de esa pérdida que sufriste, o de ese matrimonio que fracasó; un espacio que destines para eliminar viejos miedos y sanar heridas; unos días o unas semanas en las que, a través de ejercicios de meditación y de introspección, puedas hallar paz con las decisiones que tomaste en el pasado porque entiendes que, al final del día, ayudaron a crear esta persona maravillosa en la que te has convertido.
No necesariamente aquí tiene que ser la meta; aquí puede ser justo lo que tu alma necesita para reinventarse y para levantarse de nuevo.
Y debo decir que cuando comprendí esto, cuando supe que mis mejores años no estaban detrás de mí y que tenía toda la capacidad para crear nuevos y hermosos recuerdos, pude poner un pie fuera de la cama y empezar a sentirme bien con la realidad que me rodeaba. Porque mi definición de aquí no es que tenga que estar cerca de cumplir mis metas, no; mi definición de aquí es encontrarme en paz con mi soledad y con aquellas cosas simples que me llenan el alma.
Y eso basta.
Al menos por ahora.
Es así como entendí que Bogotá es y seguirá siendo una imagen llena de colores vivos y vibrantes, que dibujará una sonrisa en mi rostro cada vez que piense en ella.
Pero es eso precisamente: una imagen. Una de tantas, una de cientas, una de miles, que hacen parte del collage de toda mi vida.
Lo que aprendí esta semana
La vida siempre te sorprende. De vez en cuando, las personas hacen algo por ti que nunca lo viste venir.
Aunque a veces parezca que sólo existe una salida para la situación que estás viviendo, si esperas un instante adicional, quizás un poco más de lo que hubieras querido, se harán evidentes nuevas y mejores alternativas.
No se trata de si la dificultad sigue estando (o no) allí; se trata de la mentalidad con la que la afrontas y lo que te dices a ti mismo en tu cabeza durante el proceso.
Canción de la semana: Donde te perdí, de Motel.
Te recomiendo este podcast increíble de Mel Robbins acerca de qué hacer cuando nada parece ir bien en tu vida:
Enhorabuena por ese año!!! Ojalá lograr esa constancia.✨
Idealizar situaciones, esas que no existen, que solo están en tu mente puede conventirse en la peor trampa para uno mismo. Si paso, ya no existe y piensa que paso porque así debía suceder. Usa lo que hiciste mal como un aprendizaje para no repetir esa acción de nuevo, o si la repites saber ahora sí como gestionarla. ✨