¡Feliz miércoles!
Creo que todos hemos sentido en algún momento que no nos llena ni nos satisface lo que hacemos todos los días. Creo que, en muchos aspectos, hace parte de la vida misma: hacer unas cosas pero desear otras.
La pregunta es, ¿cómo entonces puedo aprovechar cada momento y hallar felicidad si no me siento bien con lo que hago todos los días?
Se siente como un círculo vicioso y, en todos los sentidos posibles, es así. Y lo sé porque años atrás esa fue mi propia experiencia.
Hace unos cuatro o cinco años, cuando vivía en Bogotá, recuerdo que me desperté un día y estaba harto de mi trabajo. El sentimiento venía acumulándose por meses y ya no sabía muy bien cómo canalizarlo. Esa mañana sin embargo, mientras desayunaba, escuchaba a mi esposa en una reunión tras otra y empecé a cuestionarme acerca de cómo iba a pasar las próximas horas de mi vida. Me vi detrás del computador todo el tiempo, incluso cuando era mediodía y tenía que almorzar, incluso cuando era ya de noche y tenía que cenar.
Sentí un nudo en la garganta y me desesperé un poco.
Ese día sé que mi esposa me preguntó “¿qué te pasa?” demasiadas veces, y yo siempre contestaba “nada”, más porque desconocía cómo empezar a hablar sobre lo que percibía por dentro.
Arribó la noche y mi actitud era la misma, así que mi esposa tomó asiento al lado mío en el sofá del apartamento en el que vivíamos y aguardó pacientemente hasta que yo pudiera expresarme. Tomó unos minutos, pero empecé a sacar todo lo que llevaba por dentro. La verdad era que la idea de no tener control sobre mi tiempo y sentir que estaba amarrado a un trabajo que no deseaba hacer, me quitaba totalmente la tranquilidad. Veía que pasaban los días y semanas, pero no notaba ningún cambio.
Recuerdo que mi esposa sólo me escuchaba, con sus ojos café clavados en los míos intentando comprender todo lo que yo le estaba confesando. Esa fue quizás la primera vez en la que sentí su apoyo incondicional en un momento en el que ni yo mismo sabía con exactitud qué era lo que estaba pasando conmigo.
Se levantó, preparó chocolate caliente para el frío, y seguimos hablando sobre ese y otros temas. No obstante, concluí que si realmente quería un cambio debía empezar a hacer las cosas diferente.
El problema era que quería todo ya, pero la palabra ya muchas veces no es comprendida del todo por las circunstancias de la vida.
Me faltaba comprender que rara vez existen los cambios radicales de un segundo para el otro (casi que caídos del cielo), y que es siempre preferible ir preparando el terreno para el cambio que quería que ocurriera.
En otras palabras, me estaba equivocando. Y mucho.
Llegar al nivel de frustración en el que me encontraba no sólo alcanzó a dañar un poco mi matrimonio, sino que no me permitía ver que en realidad el panorama no era tan malo. De hecho, no era malo en lo absoluto. Si me detenía a pensar sobre ello, tenía todo lo que alguna vez había deseado. Tal vez, incluso más.
Pero andaba con una venda en mis ojos.
Y ese es el peligro real de no sentirte lleno con lo que haces todos los días. De repente, ocupa el espacio más grande en tu vida.
Luego, por casualidad, me topé con esta cita:
Una persona exitosa lleva a cabo el esfuerzo necesario. Hace sacrificios y se compromete a hacer lo que tiene que hacer en la vida para llegar adonde quiere ir. Sin embargo, también existe el caso contrario: el de una persona que siempre encuentra algo más importante que hacer que trabajar por sus sueños.
Brian Tracy.
¿Esa segunda persona era yo?
Sí, era yo. Totalmente.
Me frustraba por lo que veía, pero no hacía nada por cambiarlo. Me levantaba cada mañana deseando que el día terminara, pero me ocupaba en otras cosas que consideraba más importantes. En cierta manera, perdí tiempo valioso y ese puede que sea uno de los arrepentimientos más grandes de mi vida. Pero eso no quiere decir que eso tenga que sucederte a ti.
¿Qué haces cuando no te llena lo que haces todos los días?
Ten claro hacia dónde te diriges.
Identifica qué puedes empezar a hacer hoy, así sea pequeño. Varios cambios pequeños en la dirección correcta, con el tiempo, se irán acumulando y empezarás a notar cambios mucho más significativos.
Reconoce que ya has logrado mucho en tu vida. Como esa cita que dice “recuerda el día en que orabas por lo que tienes hoy”.
No lo olvides.
Seguramente tu vida no de un giro completo de la noche a la mañana, pero viniendo de alguien que luchó contra ese sentimiento por tanto tiempo, puedo decirte que poco a poco apreciarás más lo que tienes la fortuna de vivir ahora que lo que de alguna forma te hace falta.