¿Por qué me siento perdido en la vida? (Y qué hacer para remediarlo)
Carpe Diem: Tips, hábitos y mindsets que te ayudarán a lograr más y a vivir una vida más plena, cuando cuentas con menos tiempo.
💬 Esta semana aprendí que las consecuencias de tus decisiones van a estar allí, aunque te hayas convencido de que era lo mejor que podías hacer.
🤔 Hoy me pregunto cómo es que cuesta tanto salir de la rutina.
🎧 Canción de la semana: Staring at your window with a suitcase in my hand, de Jon Bon Jovi.
Hola y ¡feliz domingo!
Esta mañana me quedé pensando en algo: el conocimiento y la certeza del camino que estoy recorriendo surgió de haber cometido equivocación tras equivocación, y de no tener ni idea de qué hacer en algún punto de mi vida.
Sí, lo sé, demasiado profundo para una caminata común y corriente con Benji, mi Golden Retriever, a las 8am, bajo una temperatura que me hizo sudar como si me hubiera levantado temprano para ejercitarme. Pero me ha pasado demasiadas veces que mientras llevo a cabo la actividad más cotidiana se me ocurren las ideas más trascendentales (como el día en el que escribí un post entero en mi cabeza y estaba atorado en el tráfico al mismo tiempo).
Y entonces estaba allí, intentando sujetar a Benji para que no se fuera corriendo, y pensé en cómo inició mi año y en donde me encontraba ahora. Recordé en enero, por ejemplo, los días que pasaba solo en el apartamento al que me había mudado; los fines de semana que invertía extrañando, anhelando; las mañanas en las que sólo deseaba estar en otro lado, no importaba donde, con tal de no estar allí.
Y no fue hace mucho.
Me encontraba perdido.



La vida me ha demostrado incontables veces que los errores y la dirección en la vida van de la mano. La cuestión es que tenemos que aprender a afinar nuestra mirada.
Un par de meses antes de haber salido de mi hogar, por ahí en noviembre o diciembre, mi error principal fue el no comunicar lo que llevaba dentro. A decir verdad, ese ha sido un error recurrente en mí. Me cuesta hablar sobre algunos conflictos que moran en mi mente, lo cual, ha provocado que mi matrimonio haya sufrido periodos de intensa dificultad y un par de épocas de separación casi garantizada. Me convencía entonces de que irme era la solución adecuada.
Adelantamos el tiempo por ahí hasta marzo o abril, y el panorama de repente se había transformado.
No fue hasta que viví las consecuencias de mis errores y de mis decisiones, que tuve claro lo que más valoraba en la vida: mi familia. La misma a la que había dicho no más.
Fue así como un error me condujo a un momento de intensa claridad.
A eso me refiero con afinar nuestra mirada: a estar dispuestos a confrontarnos y a ajustar el rumbo cada vez que sea necesario.
Durante esos meses, entre enero y abril quizás, me sentía perdido por un puñado de razones:
Creía que no había hecho suficiente progreso en mi parte emocional. Había cortado comunicación con mi esposa - sólo conversábamos acerca de temas relacionados al perro - me mudé aparte, y me sentía solo.
Experimentaba una sensación de incertidumbre que era asfixiante. El desconocer cómo recomponerme, cómo sacudirme el polvo y seguir adelante, me hacían sentir como si estuviera suspendido en el aire, estático, sin poder moverme ni hacia atrás ni hacia adelante, mientras observaba a otros continuar con sus planes.
Lo lejos que consideraba que me encontraba de mis metas. Me había trazado objetivos y soñaba con estar de cierta forma, pero de repente todo se había convertido en humo.
¿Cómo era posible no sentirme perdido?
Sin embargo, allí estaba el asunto.
La vida no es una carretera en línea recta; sino una autopista en donde convergen todo tipo de rutas y vías alternas, en la que hay bajones y hay subidas, desvíos que no sabemos si debemos tomar o no, y, por supuesto, acontecimientos inesperados que toca aprender a sortear.
Por eso me demoré en comprenderlo. Porque en ocasiones es bien difícil caer en cuenta de algo mientras lo estamos viviendo.
Y lo que menos uno necesita en esos instantes de incertidumbre es apresurarse a hallar las respuestas.
“Si echas la vista atrás, siempre puedes conectar los puntos de tu vida y encontrar el sentido. El verdadero arte es creer que este instante es un punto que te conectará con algo increíble que llegará en un futuro”.
Mel Robbins, 1 hábito para cambiarte la vida.
Sí, sé que suena muy bonita esta frase, pero puedo hablar por experiencia.
Hoy estoy seguro de que necesitaba ese periodo en mi vida, porque es gracias a él que hoy guardo como un tesoro a mi propia familia. Sin lugar a dudas. Lo verdaderamente importante es reconocer que son procesos temporales y que no van a durar para siempre.
Estuve leyendo un poco al respecto y descubrí 4 motivos que nos empujan a sentirnos perdidos en algún punto de nuestra vida (y cómo superarlos):
La noción de que nos estamos quedando sin tiempo - se refiere a esa sensación de no ver mucho progreso en áreas clave de la vida: relaciones amorosas, trabajo y carrera, desarrollo personal, etc, mientras observamos que otros sí han podido lograrlo. Para superarlo, no se trata de entrar en conflicto directo con la situación, sino de preguntarnos, ¿qué es exactamente lo que me hace sentir de esta manera?
Querer que todo esté bajo control - existe un concepto conocido como espacios liminales (zona de pasaje), que hace referencia a estados de transición entre una cosa u otra. Por ejemplo, imagina que estás como pasajero en un tren. Ese momento en particular es temporal y su propósito es el de llevarte a un destino. Tienes dos opciones: o pierdes la tranquilidad porque no estás al mando del tren, o te relajas disfrutando del paisaje.
El pensamiento de que “una vez consiga <coloca lo que prefieras aquí> entonces seré feliz” - esta creencia, que en psicología se conoce como arrival fallacy - o ilusión de llegada - habla sobre hacernos la idea de que alcanzar una meta o un logro importante traerá felicidad duradera y plena. Lo cual es erróneo, pues poco tiempo después nos damos cuenta de que la satisfacción era momentánea y todo, gradualmente, vuelve a la normalidad.
Nos trazamos 100% de nuestros objetivos lineales - un objetivo lineal es aquel que alcanzamos o no. De allí la sensación de fracaso, porque dependen de un resultado en específico. Una alternativa muy valiosa es trazarnos objetivos experimentales, es decir, metas cuyo único propósito sea el de experimentar y ver qué podemos aprender de ellas.
El sentirnos perdidos en la vida hace parte del proceso. Es natural. No obstante, sí es necesario que identifiquemos qué es lo que genera esa sensación.
Sólo así seremos capaces de contrarrestarla, pues la gran mayoría de las ocasiones depende de nuestra propia perspectiva.
✌🏻 Antes de que te vayas…
🎧 Te invito a escuchar mi podcast Escribiendo el Momento en Apple Podcasts, Spotify, o en donde sea que consigas tus podcasts 😎.
Este es el episodio más reciente: