Planea ser espontáneo
Carpe Diem: Persigue lo que te apasiona (aun si no tienes tiempo para ello)
¡Feliz domingo!
Algo con lo que todos luchamos es con la idea de ser espontáneos. Quizás creamos que simplemente hay personas que lo son y personas que no. Pero en el último par de semanas he descubierto que no se trata sino de una clara elección en un momento específico.
No se trata de nada más.
Debido a mi trabajo, he pasado los últimos diez días en Belize. Un país hermoso con las personas más amables que he conocido hasta ahora. No sé con exactitud cuál era la idea que tenía en mi cabeza cuando acepté venir, pero definitivamente no era salir a cenas corporativas todas las noches ni compartir con clientes en excursiones y actividades que eran también nuevas para mí.
Nunca me he considerado una persona muy aventurera (aunque no me asusta asumir riesgos), pero en este viaje he hecho snorkeling, vi a una tortuga marina nadando en el fondo del mar, vi a un manatí moverse (luego de un buen rato imitando a una roca), quise nadar con tiburones pero hay límites que aun no estoy dispuesto a cruzar. Finalmente, ayer monté a un caballo llamado Blaze a través de la selva hasta que llegamos a un río y nadamos en él por un buen rato.
¿Creí que este viaje me serviría para hacer todas estas cosas? Por supuesto que no.
La verdad ni siquiera se cruzó por mi mente que estos días en Belize pudieran ser como en efecto resultaron siendo.
Y la realidad de todo es que si hubiera sabido que tendría la posibilidad de hacer todo lo que hice, probablemente hubiera dicho “no, gracias” (Blaze, por ejemplo, se dio cuenta de que estaba asustado y sé que seguía el recorrido más por la comida que encontraba de paso que por mi habilidad para conducirlo).
Pude haberme negado a vivir estas experiencias (y de entrada estaba inclinado a no salir de mi zona de comfort), pero terminé accediendo a todas y cada una de ellas.
Ahora me pregunto por qué habría de privarme de las risas y de los momentos inesperados que viví.
Es por eso que para lograr lo que queremos, y para muchos otros escenarios en la vida, es necesario que planeemos ser espontáneos.
No cerrarnos a lo que en el fondo deseamos vivir, pero que por un miedo incomprensible terminamos evitando; no decir “no” a paisajes y momentos que puede se queden con nosotros para siempre; no permanecer encerrados en el cascarón de nuestra zona de comfort y desconocernos en situaciones a las que no nos hayamos enfrentado antes.
Buena parte de la vida es así: tomando decisiones que no esperábamos tomar.
La autora Anne Bogel, en su libro “Don’t Overthink It”, escribe que en un sentido general, realmente no existe la elección perfecta y que mucho de lo que nos retrasa para vivir nuestra vida a nuestra manera depende en gran medida del miedo que surge al pretender que sea así.
Lo cual, si lo piensas, es bastante cierto.
“Si te hallas frecuentemente indeciso en busca de la opción perfecta, recuérdate que no existe tal cosa. En la mayoría de los casos, encontrarás siquiera un par de opciones razonables”.
Para Bogel, la vida se encuentra muy lejos de la idea romántica de que todo debe ser perfecto para sentirse bien, y más cerca de que son las experiencias mismas las que determinan el rumbo. En otras palabras, ten claro el camino que quieres recorrer y actúa basado en lo que consideres sea mejor para ti, pero nunca pretendas que tus decisiones te conduzcan por el sendero de la perfección. La vida es, después de todo, una montaña de altos y bajos.
¿Cuántas veces nos hemos visto en situaciones en las que debemos tomar una decisión y no estamos seguros de cuál opción sea la correcta?
¿Cuántas decisiones hemos tomado demasiado lento y probablemente hasta hayamos perdido una oportunidad importante para nosotros?
¿Cuántas veces más estamos dispuestos a que nos pase lo mismo?
Para conseguir lo que queremos, es obligatorio tomar el control sobre lo que esté a nuestro alcance. La mentalidad que desarrollemos cuando veamos las consecuencias, terminará definiendo el camino que tomará nuestra vida.
Y esto no necesariamente es algo malo. En palabras de Bogel:
“Toma siempre el camino más largo: aquel que te permita disfrutar del paisaje. Ilumina las velas para esa ocasión perfecta. Pensar en exceso sobre estas decisiones tan pequeñas no te dará mayor felicidad. Así que encuentra esas cosas simples que te llenan de satisfacción y vive tranquilamente”.
Al final del día, sólo nosotros sabemos lo que queremos. El camino que cada persona recorre es único y diferente al de los demás. No deberíamos compararnos con otros pues somos libres de tomar decisiones que nos conduzcan hacia nuestros objetivos.
Y, mientras todo eso ocurre, tenemos toda la capacidad de acumular experiencias que nos hagan sentir que estamos vivos.
Consejo de la semana
Sé consciente de esos momentos que deseas algún día vivir y, si la oportunidad se presenta, no te niegues a ella. Determina los efectos de tu decisión antes de tomarla, pero ten presente que nunca habrá una opción perfecta. Luego toma lo que aprendiste y sigue adelante.
Como afirmó Henry Ford, “el único error real es aquel del que no aprendemos nada”.