¿Cómo le das prioridad a lo que quieres?
Carpe Diem: Persigue lo que te apasiona (aun si no tienes tiempo para ello)
¡Feliz lunes!
Todos vivimos envueltos en miles de cosas que hacer, cientos de compromisos por atender. La mayoría de las veces desearíamos tener más tiempo para hacer lo que queremos en medio de todo aquello que nos rodea. Sin embargo, el tiempo siempre es el mismo. El tiempo siempre permanece igual.
Cuando de darle prioridad a lo que queremos se trata, el reto no es intentar agregarle horas al día, sino de aprovechar al máximo las que tenemos a nuestra disposición.
Y allí es donde la mayoría de nosotros falla enormemente.
Ciertamente, allí fue donde yo mismo fallé.
Hace un año y medio, tal vez dos años, quise entregarle el mismo tiempo a un trabajo nuevo, a un cambio de ciudad, a una nueva rutina, a una nueva dinámica día a día con mi esposa, a mis amigos de la infancia, y aunque al principio todo parecía marchar bien, poco a poco empezaron a aparecer las grietas en mi forma de afrontar las cosas.
En primer lugar, muchas veces me vi en una posición inesperada en la que debía tomar una decisión entre dos cosas que realmente quería hacer. Y en ese tipo de situaciones no existen las decisiones correctas. En segundo lugar, me fui quedando sin descanso, sin tiempo para mí, y sin tiempo para mi esposa. Y en tercer lugar, se fue haciendo evidente que no avanzaba con la misma intensidad con la que había iniciado mis objetivos personales.
Al principio no lo entendía, pero poco a poco fui descubriendo la respuesta.
Estaba dándole cabida a todas las distracciones en mi vida y carecía de un filtro para organizar todo.
Y cuando todo ocupa un lugar importante en tu vida, entonces nada lo es.
En el libro The Art of Saying NO, de Damon Zahariades, se explica que la única manera que tenemos para darle prioridad a las cosas que queremos es precisamente decir no. Y no se trata de rehusarse a todo y de alejarse de las personas que nos rodean, sino de un ejercicio constante en el que priorizamos nuestro tiempo y nuestro bienestar por encima del de los demás.
Debes balancear tu vida, y vivir según tus propias expectativas antes de cumplir las de los demás. Al fin y al cabo, lo único que importa es que puedas vivir tu vida tal cual como quieras vivirla.
Ese fue mi error: intentar cumplirle a todos sin darme cuenta de que entre más hacía, menos tiempo tenía para mí mismo. Me tardé un poco en identificar que cada actividad tenía su propio momento, y que muchas veces ese momento podía ser aplazado o incluso eliminado por completo.
La decisión dependía enteramente de mí.
Sé honesto contigo mismo, y recuerda que priorizar tus necesidades es una cuestión de cuidado propio, no un acto de egoísmo. Tu tiempo es valioso, así como el tiempo de los demás, pero te corresponde a ti otorgarle la importancia que se merece.
Entonces, ¿cómo logras priorizar tus metas en medio de todo el panorama que nos rodea?
Todo inicia, según el libro, partiendo de dos puntos fundamentales:
Dejando a un lado nuestra naturaleza de querer complacer a todo el mundo.
Reduciendo al máximo las distracciones que van en contra de nuestros objetivos.
Para Zahariades, las personas cuentan con un miedo inherente a negarse a ayudar a otro, bien sea por la opinión de esa otra persona hacia nosotros, o porque tememos que al hacerlo perderemos su confianza, su buena estima y nuestra propia credibilidad.
Debo confesar que nunca he sido bueno para decir no, y cuando leí el libro, comprendí el por qué. No era bueno diciendo que no por miedo a la opinión que pudiera formarse en las cabezas de otras personas. Pude identificar que en el fondo quería ser percibido como alguien confiable e incondicional, y el hecho de negarme a ayudar o a participar en algo iba en contra de esa característica de mi personalidad.
Lo cual no tenía mucho sentido, si me ponía a pensar detenidamente en ello.
¿La razón?
Era bastante absurdo creer que por decir no y darle prioridad a mis objetivos, a mi tiempo personal, y a mi familia, sería percibido de una manera negativa. Y esto pasaba porque me interesaba más influenciar la opinión que las otras personas tenían sobre mí, que la opinión que yo podía tener acerca de mí mismo.
Así que la próxima vez que te encuentres a ti mismo afirmando que careces de tiempo para las cosas que amas, pregúntate si has priorizado lo suficiente tus necesidades. Después de todo, es la única manera de atender a tu familia, perseguir lo que te apasiona, desarrollarte a ti mismo, y descansar como corresponde.
Priorizar lo que queremos involucra cierto grado de sacrificio porque entendemos el nivel de importancia que esas cosas tienen para nosotros. Claro que habrá tiempo para las distracciones, pero el esfuerzo de nuestra parte debe basarse en acomodarlas en espacios en la semana que destinemos para ellas, de forma que no ocupen la mayoría de nuestra agenda.
Como diría muy famosamente Seneca, “no es que tengamos poco tiempo para vivir, sino que desperdiciamos gran parte de él”.
Consejo de la semana
Revisa cada una de las acciones que ejecutaste la semana pasada.
¿Dedicaste tu tiempo a lo que esperabas? ¿Qué situaciones y/o compromisos te distrajeron de tus objetivos?
¿Pudiste haber dicho que no a alguna de esas situaciones? ¿Por qué si o por qué no lo hiciste?
¿Qué cambios puedes introducir en tu vida a partir de este momento que te permitan enfocarte en tus prioridades?