Cómo el poder del journaling puede ayudarte a adquirir claridad en cada etapa de tu vida
Carpe Diem: Tips, hábitos y mindsets que te ayudarán a lograr más y a vivir una vida más plena, cuando cuentas con menos tiempo.
💬 Esta semana aprendí que la fe siempre aguarda por nosotros, sin importar el tiempo que pase, ni los errores que hayamos cometido.
🤔 Hoy me pregunto por todas aquellas cosas que decimos que queremos y lo poco que hacemos por ellas.
🎧 Canción de la semana: JLTF 1, de Moby.
¡Feliz lunes!
Algo que deben saber de mi es que disfruto jugar tenis. En los últimos tres o cuatro años de mi vida he aprendido a levantarme temprano para ver uno que otro partido, he procurado por adquirir todo el conocimiento posible en cuanto a agarres, a grips y estrategias de juego, y a emocionarme por supuesto cuando veo un golpe que levanta al público de sus asientos. Pero quizás lo que más me ha llevado a amar este deporte es que lo único que necesitas es disciplina. Y la disciplina es precisamente lo que a a la mayoría de nosotros nos falta.
Recuerdo cuando empecé a practicar tenis. No sabía ni cómo agarrar la raqueta de manera que pudiera pasar la pelota al otro lado de la red. De seguro que ocasioné varias risas en las personas que tuvieron la mala suerte de verme jugar por esa época. Era desastroso. Sin embargo, unos años más tarde y cuento con un drive bastante decente, un revés rápido y con potencia, y un saque que es letal cuando me sale bien.
De hecho, practicar tenis me ha enseñado que cualquier habilidad puede perfeccionarse, mientras dediques tiempo en ello.
No obstante, la dura realidad es que no todos estamos en disposición de trabajar por lo que queremos, porque eso significa que no tendremos tiempo para otras cosas.
Y ese listado de “otras cosas” son todas aquellas que surgen cuando no implementamos una pausa en nuestra vida. Cosas como:
Permanecer siempre ocupados en planes con nuestros amigos.
Hacer scroll infinito en nuestros dispositivos.
Mirar videos que, a la larga, no aportan mucho contenido de valor.
Ver una serie tras otra, una película tras otra, etc.
No hablemos de tiempo perdido. Al menos no por el momento. Quisiera saber, ¿cuánto tiempo has empleado en alguna de estas actividades, mientras te repites a ti mismo que mañana sí harás lo que sabes que tienes que hacer?
Si dirijo esa pregunta hacia mi propia vida, confesaría que he malgastado mucho del tiempo que se me ha entregado. A veces, prefiero sencillamente hacerle caso a mi cerebro y no incurrir en actividades que demanden tanto esfuerzo y sacrificio de mi parte. Después de todo, “llego a casa exhausto y merezco un descanso”.
Y de esta manera pueden transcurrir semanas, incluso meses, antes de que vuelva a sentarme a avanzar en mis objetivos.
Se convierte casi que en una batalla interna. Una batalla que, sin la pausa adecuada, puede conducirnos a inclinar la balanza siempre en una dirección: la que requiere menos esfuerzo.

Volviendo al tema del tenis, la disciplina es de sus mayores atributos. Y la disciplina conlleva a incomodarnos. Nos obliga a salirnos de nuestra zona de confort. Nos exige. Nos remueve toda noción de seguridad pues no sabemos qué es lo que va a ocurrir si continuamos. Y eso asusta, pero motiva a la vez - pocas cosas son más emocionantes que visualizar los resultados de tanto esfuerzo, a pesar de no estar seguros de cómo, cuándo ni dónde.
El problema radica en que deseamos que esos resultados se hagan realidad, pero le otorgamos prioridad a otras cosas que no deberían ocupar el primer lugar.
Hacer planes con tus amigos no tiene nada de malo, pero ¿cómo se comparan esas actividades con el tiempo que inviertes en tus objetivos?
Hacer scroll en redes sociales no es algo tan perjudicial en sí mismo, pero ¿cuántas veces lo haces durante el día?
Mirar videos online no es que vaya a destruir tu vida, pero ¿qué tipo de mensajes vienes recibiendo en cada uno de ellos?
Ver series y películas es algo que hacemos todos, sin embargo, hazte la pregunta: ¿crees que podrías aprovechar el tiempo de otra forma?
“La vida es un proceso de descubrimiento, y la confusión es parte natural de ese viaje”. Deepak Chopra.
En este sentido, el journaling para mí se ha convertido, junto al tenis, en la pausa obligatoria que persigo en mi vida. Y la persigo porque puedo llegar a olvidar con frecuencia cuáles son mis prioridades. O más bien, la vida me hace creer que mis prioridades, en realidad, son otras. La cuestión es que cuando existe este tipo de confusión no es sencillo reencontrarnos con ese camino que ansiamos recorrer. Es como si andáramos con una venda sobre los ojos, incapaces de ver que nos movemos más por el ritmo de las olas, y menos gracias al ejercicio de pilotear nuestro barco.
Por eso siempre he creído que la manera principal en la que podemos encontrar el rumbo de nuevo es a través de una pausa. Una pausa de todo el ruido; una pausa en la que no estemos mirando hacia afuera, sino hacia adentro; una pausa en la que nos cuestionemos si los pasos que damos actualmente nos terminarán conduciendo hacia donde queremos ir.
Ese es el journaling: un espacio en el que no conversamos con nadie más, sino con nosotros mismos.
El journaling me ha regalado claridad en etapas de mi vida en las que no me he dado crédito por lo que ya he conseguido; me ha ayudado a identificar lecciones que llegan luego de haber cometido grandes errores; y, tal vez lo más importante, a enderezar mi camino en los periodos en los que me pierdo.
Porque todos nos perdemos de vez en cuando; la clave se encuentra en las herramientas con las que contamos para volver a salir adelante.

Estas son 5 preguntas que incluyo en mis sesiones de journaling, y que me ayudan a encontrar claridad sin importar la etapa de mi vida por la que esté pasando:
Si cierro mis ojos, ¿cómo es la imagen de esa vida ideal que pinto en mi cabeza? ¿Cómo es mi día a día? ¿Qué actividades llevo a cabo que me dan felicidad? ¿Qué personas hacen parte de mi círculo más cercano? ¿En qué ocupo la mayor parte de mi tiempo? Sé lo más específico posible.
¿Qué errores he cometido que aun no he podido dejar atrás completamente? ¿Por qué? ¿Existe algo que pueda hacer hoy al respecto? ¿Qué aspectos de mi personalidad o de carácter se desarrollaron a raíz de esos errores que cometí? ¿Qué de positivo puedo rescatar de las experiencias a las que me he enfrentado hasta ahora en mi vida?
¿Qué cosas puedo empezar a hacer en los próximos minutos que, de entrada, empiecen a generar impacto en mis metas? No en las próximas semanas o en el próximo mes, en los próximos MINUTOS.
¿Qué hábitos tiene esa persona que imaginé en el punto #1? ¿Cuáles de esos hábitos tengo yo ahora? ¿Qué me hace falta para llegar hasta allí?
¿En qué estoy invirtiendo mi tiempo hoy? ¿Qué actividades me ayudan a acercarme a esa visión que desarrollé anteriormente? ¿Qué actividades o personas me alejan? ¿Qué cambios debo implementar con tal de ser más eficiente con el uso de mi tiempo?
La dirección en la vida nace cuando evaluamos hacia donde vamos e identificamos cuáles son los cambios que, de implementarlos, nos empujarán por ese camino.
Y es allí en donde el journaling tiene el poder de sacar a la superficie las respuestas que necesitas. Como lo afirmó Tolkien:
“Lo único que tenemos que hacer es decidir qué hacer con el tiempo que se nos es dado”.
✌🏻 Antes de que te vayas…
🎧 Te invito a escuchar mi podcast Escribiendo el Momento en Apple Podcasts, Spotify, o en donde sea que consigas tus podcasts 😎.
Este es el episodio más reciente:
Luis entre tantas herramientas a ti te ha servido el journaling para volver a tu foco, a saber què deseas y a encontrar ese para qué de las cosas. Un placer leerte. ✨