30 lecciones de vida que he aprendido a mis 34 años
Carpe Diem: Vive en el presente y persigue lo que te apasiona. Sé feliz.
¡Feliz lunes!
Hay veces que nada sale como lo planeamos. Por ejemplo, ayer tenía toda la intención de jugar tenis a las 6am. Sí, lo sé. ¿Madrugar un sábado? Pero así es la vida. Lo que terminó sucediendo fue que sonó la alarma y le dije a mi esposa “ya nos toca levantarnos”, a lo cual ella respondió más como balbuceando palabras que pronunciándolas claramente, “un ratico más”.
No tengo que revelar cuál fue la conclusión de ese “ratico”.
Sin embargo, pasó algo que era mucho mejor que poner un pie fuera de la cama bien temprano, medio somnoliento, e intentar abrir bien los ojos para poder pegarle como se debe a una pelota.
Y eso era desayunar con mi esposa.
Pero hacerlo sin prisas, sin preocupaciones, sin el “rápido que vamos tarde”, sin la idea inconsciente de que si no comíamos rápido algo malo iba a pasar. Desayunar en su compañía y la de las sábanas, la de una película animada que por supuesto me hizo llorar (sí, incluso las animadas me hacen llorar), Benji subiéndose a la cama y a los cinco segundos estar mordiendo las almohadas, nuestros pies o lo que fuera que tuviera la mala suerte de encontrarse en el rango de alcance de sus dientes.
Debo decir que fue uno de los mejores momentos del fin de semana. Y fue algo bastante lejos de lo que podía llamarse espectacular o trascendental.
La cuestión es que esa ha sido precisamente una de las principales lecciones que he aprendido en el último año de mi vida.
No todo tiene que ser inmenso para ser significativo.
Contrario a lo que buscamos como seres humanos (que queremos más y más), muchas veces ya contamos con las personas, las cosas y el estilo de vida para ser felices. Lo que sucede es que vivimos pensando siempre en lo que vendrá más adelante como con una especie de venda sobre los ojos.
Y esa pequeña parte de allí, la idea de que hoy mismo puedo ser feliz, es algo que me obligo a recordar todos los días.
Sucede que así como el desayuno improvisado y perezoso del sábado, la vida me ha puesto enfrente todo tipo de situaciones, unas más duras que otras, y debo decir que de todas he aprendido algo. Muchas de estas lecciones no fueron planeadas, algunas me tomaron completamente por sorpresa, otras más surgieron gracias a mis propios errores, y sin embargo, no eliminaría a ninguna.
Si algo he tenido claro recientemente es que somos la acumulación de todo ese conjunto de experiencias buenas y malas, de la combinación entre nuestro lado más oscuro y el que florece con facilidad, de las ocasiones en las que reímos pero también en las que lloramos.
Por eso hoy quise hacer algo diferente: enumerar 30 enseñanzas que he asimilado en mis 34 años. Ojalá haya podido resumirlas todas y de alguna manera, de ser posible, regalarte un poco para tu propia vida.
La gratitud es la mejor virtud en una persona. Hay que ser agradecido por lo que se tiene, aun si tienes claro qué es lo que deseas para ti más adelante.
Nunca olvides de los que te tendieron la mano cuando más lo necesitabas.
No hay que temerle a la soledad. Hay muchas respuestas que aparecen cuando apagamos el ruido.
A veces es necesario bajar el ritmo, desacelerar la marcha. Camina por el parque, tómate ese café por la mañana, conduce sin rumbo. Encuéntrate con tus propios pensamientos.
Alimenta tu fe. Confía en que las circunstancias serán mejores.
Canaliza energía positiva a tus problemas y verás cómo poco a poco encontrarás las soluciones. La negatividad sólo sirve para generar pesimismo y ansiedad.
Está bien llorar en medio de lo que estás viviendo, siempre y cuando no te quedes estático en el mismo lugar. Saca lo que guardas dentro y sigue adelante.
Nunca trates de encerrar tus sentimientos porque en realidad no vas a poder. Tarde o temprano, lo que sentimos va a hallar la forma de salir a flote.
Es imposible evitar momentos difíciles. Aun si tomas medidas para evadirlos, no existe garantía de ello. Por eso, prepara tu mente para tomar lo positivo de cada situación a la que te enfrentes.
Ninguna etapa en la vida es completamente negativa. Si lo piensas bien, aun cuando no sea ideal lo que estés viviendo, cuentas con motivos para alegrarte.
Es preferible descubrir cómo realmente quieres vivir tu vida, que escoger un camino del que te arrepientas tiempo después.
Aun cuando creas que estás solo, no lo estás. Hay gente a tu alrededor que se preocupa por ti.
No te llenes de preocupación por lo que pueda suceder mañana. Mantén tu atención en lo que puedes hacer hoy.
Poco sirven las palabras si no vienen seguidas de acciones.
Las temporadas tristes no duran para siempre. Atraviésalas con la seguridad de que, eventualmente, la tristeza se irá.
Sé consciente de lo que tienes la fortuna de vivir. Aparta los pensamientos que te alejen de lo que tienes enfrente. Habrán muchos momentos que sólo se van a presentar una sola vez.
De nada sirve recriminarse por las equivocaciones del pasado. Hacerlo sólo te generará tristeza y decepción. Por el contrario, es preferible que centres tu atención en lo que se encuentra a tu alcance hoy.
Busca crear experiencias que te saquen de la rutina. Los planes inesperados y los momentos que nacen espontáneamente son, en todos los sentidos posibles, los que terminan quedándose para siempre en nuestra memoria.
Quédate con el sentimiento de haber hecho todo lo posible por alcanzar tus sueños, que la amargura de nunca haber hecho lo suficiente. El primero duele menos.
La única manera de vencer el miedo de actuar es pensando en el peor escenario posible y encontrarle una solución. Y sólo en ese sentido, el miedo se convierte en un aliado.
La sensación de felicidad más grande surge cuando te das cuenta de que la puedes encontrar en lo simple, en lo cotidiano. A partir de allí, se vuelve como un vicio: de repente eres consciente de que no es necesario esperar por nada ni por nadie para ser feliz.
El éxito no es un evento ocasionado por la suerte. Para llegar hasta él, basta con que le des prioridad a lo que deseas y ser consistente. Como afirmaría Mark Manson, “el éxito tiene poco que ver con las condiciones preexistentes que tenemos, y mucho más con el esfuerzo que le ponemos a algo”.
Para vivir en el presente hay que aprender a soltar el pasado. Nadie es capaz de realizar cambios en su vida si antes no se ha perdonado a sí mismo por los errores que ha cometido.
Es normal querer tirar la toalla, sobre todo si los resultados no se han dado como los esperabas. Sin embargo, lo peor que puedes hacer es rendirte. Cuando entiendes lo importante que algo es para ti, entonces ya no tienes otra opción que seguirlo intentando.
Si logras enfocarte en tus objetivos mientras dejas a un lado todas las distracciones a las que nos exponemos cada día, estarás cientos de pasos más adelante que la mayoría de las personas.
No te compares con nadie. Tu camino es único, tus sueños te pertenecen sólo a ti. Determina con detalles qué significa la felicidad para ti y luego persigue esa visión hasta que lo consigas.
El peor engaño es aquel que orquestamos sobre nosotros mismos. Por encima de todas las cosas, sé honesto contigo: es la única manera de hallar paz en tu mente.
Detrás de cada fracaso y de cada crisis se esconde la fortaleza que necesitamos para continuar con nuestro camino. Estas lecciones difícilmente son las que planeamos recibir en algún punto de nuestras vidas, pero son las que sin lugar a dudas, necesitamos.
No existe manera eficiente de tomar decisiones si no nos cuestionamos primero acerca de cómo se alinea esa decisión con lo que pretendo alcanzar a largo plazo.
El propósito de una persona tiene absolutamente todo que ver con lo que le apasiona en lo más profundo del alma. Y cuando esta pasión ha sido descubierta, ya no hay vuelta atrás.
Muy buenas reflexiones. Bien escrito. ¡Gracias!
Gracias por compartir esta sabiduría tan práctica! Mi lección favorita fue la 18, creo que la cultura nos entrena para ser rutinarios y se nos olvida que hay mucha vida fuera de ella también. Me propongo hacer más planes espontáneos porque es verdad que dejan los mejores recuerdos!