3 lecciones obtenidas del estudio más longevo sobre la felicidad
Carpe Diem: un rincón en el mundo en el que te recuerdo por qué vivir en el presente es la mejor forma de ser feliz.
¡Feliz lunes!
Ser feliz es una expresión tan inmensa que juro cada persona tiene su propia definición acerca de lo que es para ellos. No obstante, para mí la felicidad es ser consciente de que no cambiaría lo que tengo ahora por nada en el mundo. La felicidad es saber que he pasado por tanto, que hoy doy gracias por ser la persona que soy, y además, por todas aquellas experiencias que me moldearon y me trajeron hasta aquí.
Esa es la teoría.
Ahora viene la práctica.
A veces me cuesta darme cuenta de lo que tengo. Y por ende, a veces me cuesta ser feliz. Bajo ningún motivo estoy ciego ante lo que Dios me ha permitido tener, pero sigue siendo difícil. La vida pasa y nos enfrentamos a situaciones que nunca pensamos vivir. Por ejemplo, hoy escribo estas líneas en un apartamento que tiene todo lo que necesito, pero que le hace falta algo que es indispensable: compañía. Llego a casa por las noches y es más evidente aun no la soledad (porque de alguna forma, entiendo que no es a la soledad a la que hay que temer), sino al peso de las decisiones que he tomado. Es decir, mi mente empieza a navegar por los interminables mares en aparente calma del pasado, equipada únicamente con utensilios de madera vieja y a medio perder, esperando que el golpe cuando naufrague (porque lo va a hacer) no sea tan duro.
Por estos días estamos en época de carnaval en la ciudad, y ayer cuando llevé a Benji al parque, me sentí como un ente que sale a caminar sin un rumbo fijo, completamente envuelto en sus pensamientos, intentando hallar su lugar. La gente, sumergida en sus atuendos típicos, bailaba y cantaba al aire libre, riéndose a carcajadas de lo que fuera que estuviera ocurriendo, saltando de un lado a otro, danzando al ritmo de la música que sonara en el fondo, despreocupados, ligeros, alegres. Y allí estaba yo: observando en una calma mentirosa, una calma que ocultaba la tormenta interior por la que estoy pasando.
Por supuesto que he vivido otro tipo de épocas en mi vida. Unas de más emoción, unas de una plenitud inconcebible que ni siquiera creía que fuera merecedor de ellas; unas repletas de cambios, unas en las que me he sorprendido de la persona en la que me he convertido.
Esta etapa es sencillamente una más que me toca vivir.
A Dios le doy gracias por haberme regalado tan bellos momentos a lo largo de todos estos años de mi vida.
Y quizás sean esas otras épocas que se encuentran en el pasado, las que le dan ese tinte tan particular a mi presente. Saber que algo me dio una inmensa felicidad alguna vez, va a provocar que lo extrañe en su ausencia; darme cuenta de que superé un obstáculo en específico para llegar donde estoy ahora, va a generar fortaleza de carácter en mí. Y así sucesivamente.
Felicidad también es eso: sentirte cómodo y satisfecho con la vida que has construido.
Y eso, más que hacer referencia a cosas externas, se refiere a quienes somos por dentro.
“La felicidad nunca se hará evidente para aquellos que se nieguen a apreciar lo que ya tienen”.
Siddhartha.
Me esfuerzo por tenerlo presente, siempre.
Hace ya varias semanas, en el primer episodio de mi podcast Escribiendo el momento - Bienvenida & qué es lo que más importa en la vida, hablé sobre un estudio que realizó la universidad de Harvard por 75 años a 724 hombres. Comenté que no es frecuente hallar un estudio de este calibre ni que dure tanto tiempo, principalmente porque los recursos se van agotando o porque las personas a cargo naturalmente perecen y llegan otras, pero que de alguna forma, este estudio sí llegó a completarse contra todo pronóstico.
Me voy a centrar en las enseñanzas del estudio, y no en el desarrollo del mismo (hay un video genial en YouTube que explica en detalle cómo fue conducido, te lo dejo a continuación).
¿Cuáles fueron esas conclusiones a las que llegó este estudio de 75 años que realizó la Universidad de Harvard?
Las relaciones sociales son excelentes para nosotros, al mismo tiempo que la soledad mata. Las personas que mantienen relaciones estrechas con familia y amigos cercanos son más saludables y, a la larga, viven por mayor tiempo que los que no.
Las buenas relaciones no sólo son buenas para nuestro cuerpo, sino que además protegen nuestro cerebro.
No se trata de la cantidad de relaciones que tengas con otras personas. Se trata acerca de la calidad de esas relaciones lo que importa. Las personas que se encontraban más satisfechas con la calidad de sus relaciones a los 50 años gozaban de mejor salud al llegar a los 80.
Me puse a pensar en esto por una razón: conservar este concepto de felicidad naturalmente quiere decir que debemos vivir el presente construyendo lazos fuertes con las personas que amamos. Existirán periodos de soledad, claro que sí, después de todo ninguna temporada en la vida será igual a la anterior, pero lo que debemos evitar es alejarnos por completo de aquellos que son importantes para nosotros, de aquellos que nos alegran la vida.
¿Cómo puedes entonces generar este tipo de relaciones significativas?
Ten en cuenta lo siguiente:
Nunca recordarás cuánto gastaste o cuánto invertiste en un viaje con tu familia y amigos, sino los momentos felices que elaboraste junto a ellos.
No te cierres a planes improvisados y, por el contrario, ábrete a ellos.
Sé intencional en cuanto a separar tiempo de calidad junto a tu familia. No lo dejes para después.
A veces, permitimos que el tiempo pase y nos damos cuenta (usualmente cuando ya es demasiado tarde) de que pudimos haberlo aprovechado mejor de otra manera. La vida es menos sobre lo que decimos que nos importa, y más sobre lo que en verdad terminamos haciendo al respecto.
Es por eso que la principal lección que aprendí luego de haber leído sobre el estudio es que nuestro tiempo es finito y que es nuestra mayor responsabilidad hacer que cada segundo cuente.
Y eso aplica para todo el mundo, para todo tipo de situaciones en la vida.
Nunca se está lo suficientemente solo como para decir que no cuentas con nadie.
La conclusión es construye relaciones significativas en tu vida y te darás cuenta de que en realidad fuiste feliz durante todo el camino.
Lo que aprendí esta semana
La soledad no es la ausencia de personas a tu alrededor, sino un estado mental que puede terminar siendo positivo o negativo.
Siempre tenemos tiempo para realizar las tareas que son importantes para nosotros. Lo único que se requiere es un poco de intención.
Me encuentro en un punto de mi vida en el que le doy prioridad a todo aquello que se alinea con mis propósitos personales, mientras que le resto importancia a lo que no.
Benji sigue siendo un cachorro, atrapado en un cuerpo de perro grande.
Canción de la semana: Out to Get You de James.