2 pasos para saber qué hacer cuando no sabes qué hacer con tu vida
Artículos, blogs y notas con una sola premisa: impulsarte a llegar a tu mejor versión.
Estás leyendo uno de los artículos que dio origen a Carpe Diem. El propósito de este newsletter es y seguirá siendo darte herramientas para que puedas vivir una vida más plena enfocándote en el presente.
Te invito a escuchar mi podcast 🎧- Escribiendo el Momento ✍🏻. En él, hablo acerca de libros, tips, mindsets e historias que nos ayuden a considerar qué es lo verdaderamente importante en nuestras vidas.
Si cuentas con unos minutos en tu día, te invito a escucharlo 😎.
Hubo una época en mi vida en la que quería ser abogado. Otra en la que quería ser superhéroe (Superman, en caso de que te hayas hecho la pregunta). Otra más en la que no tenía ni idea de lo que quería ser. Mis deseos iban cambiando conforme los años pasaban.
Y es normal.
Pero se me ocurrió por estos días que muchas personas de repente se ven en el fondo de un pozo, sin salida, porque llegaron a un punto de sus vidas en el que no saben la dirección que van a tomar. O quizás tomaron una ruta y luego algo sucedió y destruyó todo lo que habían construido. En todo caso, existe ese momento para todo individuo en el que nos cuestionamos acerca de si andamos por el camino correcto o si tal vez erramos en el pasado.
¿Qué pasaría si…? ¿Dónde estaría ahora si…? Más y más preguntas de este tipo que lo único que hacen es generar dudas sobre donde estamos ahora. Y no deberíamos ponernos en ese incómodo lugar.
Sin embargo, de algo estoy seguro: cuestionarnos de esta forma hace parte de vivir.
Es en momentos difíciles, cuando las cosas empiezan a salir mal, que asalta esta duda. Aprendí (con el transcurrir de varias experiencias) la paz que se genera al dejar todo en manos de la fe. Es decir, aprendí una lección invaluable: como ser humano, uno puede llegar hasta cierto punto, porque a partir de allí es turno de la fe.
Las herramientas con las que cuentas nunca te garantizarán que todo va a salir bien siempre. Para eso, para descansar y remover cualquier tipo de ansiedad, existe la fe. Y no es fácil decirlo. No es fácil sobre todo cuando pierdes tu trabajo, terminas una relación, se acaba tu matrimonio, sufres una pérdida en tu familia, o algo inesperado roba tu tranquilidad. Por eso sé que cada persona, sin importar las circunstancias, es capaz de superar todo lo que el destino le depare.
A raíz de esto es que pude identificar dos maneras para saber qué hacer cuando te encuentras en esa posición de incertidumbre.
No seas tan duro contigo mismo
No te recrimines, no te insultes en tu cabeza. No digas “¡qué estúpido fui!” Las palabras que te dices (así sean mentalmente) tienen un poder incalculable. En cambio, comprende que todo en la vida pasa por una razón. Que tus errores te hacen quien eres ahora. Que ningún mal dura cien años. Repítete las frases anteriores hasta que te hayas convencido de que son verdad.
Es natural tener dudas acerca de adónde nos dirigimos. Cuando perdí mi trabajo por ejemplo, debo confesar que me vine abajo. Sentí que todo se derrumbó. Pensé que era un total fracaso. Y ¿sabes qué? No aporté nada a la solución de los problemas. La verdad es que la mente en estos casos juega en contra. Te hace creer conceptos erróneos acerca de ti mismo. Por eso, sin importar cuál fue el error que cometiste, recuerda lo siguiente:
Aunque duela ahora, el dolor pasará
Ese error te moldeó de alguna forma
No tendrías el conocimiento que tienes ahora de no ser por ese error
Encamínate hacia adelante con la frente en alto
Invierte más tiempo en reconocer a la persona en la que te has convertido, con todas sus virtudes, que sacándote en cara las ocasiones en las que has errado. De la primera no ganas nada; de la segunda aprenderás a crecer.
Encuentra tu Ikigai
Ikigai es la palabra japonesa para razón de ser o razón de vivir. Es, en otras palabras, una filosofía de vida que busca que las personas puedan encontrar su propósito y ser felices.
Cuando te encuentras en ese punto de tu vida en el que no reconoces adónde vas, empieza a dedicarle tiempo a lo que disfrutas hacer. Puede ser algo sencillo o algún proyecto que había quedado pendiente. Sea lo que sea, puede que ese sea el momento ideal para iniciarlos.
Permite que las circunstancias fluyan mientras te permites a ti mismo encontrar de nuevo qué es lo que realmente quieres hacer. No te sumerjas de inmediato en ese espiral ininterrumpido en el que quieras hallar las respuestas de inmediato. La verdad es que rara vez la vida ocurrirá de esa manera.
Existen algunas respuestas que toman su tiempo en llegar.
No es fácil pero sé por experiencia que se puede lograr. Puede que algunos días aun no encuentres ese anhelado sentido. Cuando eso pase, cierra los ojos y confía en que poco a poco, esforzándote lo suficiente, las puertas indicadas se abrirán para que puedas cruzarlas. Incluso algunas que no sabías que estaban allí.
Lo más importante es tomarte un respiro y reflexionar. A veces, en el silencio de la soledad es que encontramos la tranquilidad necesaria para redireccionar nuestras vidas.